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Alejandro Cifuentes

Pandemia y acción social

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Definitivamente no es alentador que los medios muestren como análisis brillantes sobre el impacto social de la pandemia de COVID19 las afirmaciones de los publicitados filósofos Byung-Chul Han y Slavoj Žižek, pues resultan muy limitados frente a su comprensión de la acción social. Pero lo que resulta peor, es que nos vendan ambas interpretaciones sobre lo que está ocurriendo como diametralmente opuestas, pues en realidad, ambas visiones dan como resultado el inmovilismo social. 

 

Hay que confesar que si tuviera que quedarme con uno de los análisis, prefiero el del esloveno, pues al fin al cabo este anticipa un mundo que, por las falencias que demostró la capacidad de respuesta estatal ante los problemas sociales desatados por la pandemia, se verá forzado a superar el capitalismo. No obstante, tanto Žižek como Byung nos dejan como único escenario posible el quedarnos sentados esperando a que algo pase para bien o para mal. Žižek, en una terrible incomprensión de la naturaleza de las crisis de acumulación de capital, sigue creyendo que las crisis por sí solas llevarán a la caída del capitalismo, cosa muy alejada de la realidad. Pero más allá de entender que las crisis son inherentes al capitalismo*, y que no han significando su debacle, lo que el esloveno obvia es que ninguna forma de organización social perece de causas naturales, sino que es transformada por la acción humana colectiva. Por su parte, el coreano, con toda su sofisticación, se demuestra incapaz de entender que la historia es cambio, y vaticina un mundo donde los valores individualistas del capitalismo se potencian, instaurándose una sociedad aún más cruenta y desalmada. Es pasmoso ver que una celebrada mente sea tan limitada para no ver que el capitalismo no durará para siempre, y que, ciertamente, el virus precisamente ha desvelado a millones de personas el problema del individualismo exacerbado. 

 

Byung parece desconocer la ola de estallidos sociales que se han dado en las sociedades donde los reformistas neoliberales cantaban victoria. Es claro que las medidas excepcionales que se han tomado en el mundo han servido para aplicar de forma más expedita las reformas exigidas por los especuladores financieros, y que profundizan el modelo neoliberal. Pero igualmente estas medidas han comenzado a recibir el rechazo ya en las calles. 

 

Pensar en el futuro inmediato y no considerar la acción social, es un tremendo error. Samir Amín, con algo de razón, señalaba que la crisis de la década de 1970 nunca fue superada en realidad, sino que a duras penas ha sido administrada**. Más allá de las implicaciones conceptuales de esta afirmación, lo que podemos ver es que el neoliberalismo, que propuso la “solución” a dicha crisis, ha implicado un gran sufrimiento para millones de seres humanos a lo largo y ancho del mundo, que fueron desposeídos de los derechos ganados con sangre en las luchas sociales de los siglos XIX y XX, y por ello el modelo se impuso con dictaduras y guerras en el mundo, y con narcotráfico y paramilitarismo en nuestro país. La violencia facilitó la liberalización, pero la gente no se ha quedado expectante viendo cómo los despojan. Ahora, a principios del siglo XXI, el virus ha mostrado explícitamente los alcances de la supresión de derechos y la reducción, cuando no eliminación, de los sistemas de protección social. Y al mismo tiempo, ha expuesto la ya obscena concentración de riqueza, que además se restriega a diario en la cara de los trabajadores cesados o informales que no cuentan con los medios para subsistir al confinamiento: Bezos, Gates o Sarmiento no se sonrojan en la televisión al exponer el aumento exponencial de sus ganancias en medio de la pandemia. 

 

Llega el verano en las regiones boreales, momento que algunos científicos plantearon como la fecha del fin del virus, pero lo que viene con él es la reactivación de las protestas, ahora motivadas por el racismo de las fuerzas policiales, y, sorprenden-temente para muchos, tienen como principal sede los Estados Unidos. Pero en la zona tropical y el hemisferio sur, las luchas sociales vuelven a sacudir la cotidianidad: Colombia, México, Chile, Ecuador, Brasil. La supresión de derechos laborales, reformas pensionales y fiscales, la violencia estatal, entre otros, siguen siendo factores que motivan la protesta, pero ahora las carencias sociales parecen más patentes ante la poca voluntad de los gobiernos para tomar medidas que protejan a sus ciudadanos.  

 

La pandemia ha agudizado los conflictos sociales generados por el capitalismo en su fase neoliberal, y a la vez, los grandes emporios financieros y la élite política en occidente la han utilizado para tomar medidas más drásticas que fortalecen las lógicas de acumulación. Sin embargo, estas son medidas desesperadas tomadas ante la más cruda realidad: que el neoliberalismo es ya un cadáver descompuesto (aunque si seguimos a Yannis Varoufakis y a Samir Amin, probablemente el neoliberalismo haya nacido muerto***). En las protestas de 2019 en Chile — país que se publicitaba como el mejor ejemplo de la eficiencia de la liberalización de mercados —, los jóvenes en las calles afirmaban que si sus padres fueron la generación que vio nacer el neoliberalismo, su generación es la que lo va a enterrar. Ante esta sentencia lo que es claro es que en el futuro inmediato la conflictividad social se va a agudizar por cuenta de actores que buscan cambios profundos, contrapuestos a fuerzas sociales conservadoras que se aferran a un modelo caduco. 

 

Los meses que vienen serán cruciales, y ciertamente emocionantes. La afirmación de que “hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas” sintetiza muy bien lo que vamos a vivir como sociedad después de la pandemia. 

 

 

Bogotá, junio 10 de 2020

 

 

Alejandro Cifuentes es profesor del

Departamento de Historia

Notas

* Marx, en El Capital, señaló la relación directa entre crisis y acumulación. Pero incluso los autores schumpeterianos, críticos del autor alemán, desarrollaron esta idea a partir de los trabajos de Nikolai Kondratiev. Véase Karl Marx, El Capital, crítica de la economía política, Libro Tercero (Madrid: Siglo XXI Editores, 2017). Nikolái "Los grandes ciclos de la vida económica", en Ensayos sobre el Ciclo Económico, dir. Víctor L. Urquidi (México: Fondo de Cultura Económica, 1944).

**  Samir Amin, El capitalismo en la era de la globalización (Barcelona: Paidos, 1999).

*** Yanis Varoufakis, El minotauro global. Estados Unidos, Europa y el futuro de la economía mundial (Madrid: Capitán Swing Libros, 2015).

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